La fertilidad masculina puede verse afectada por problemas en la cantidad, la forma, la motilidad y la vitalidad de los espermatozoides, producto de infecciones del tracto genital como las paperas y algunas enfermedades de transmisión sexual, como las infecciones por Chlamidya y Gonorrea, la exposición a agentes tóxicos como el tabaco, el alcohol, las drogas ilícitas y algunos contaminantes ambientales.
En el caso de la fertilidad femenina, puede padecer trastornos hormonales que interfieren con el crecimiento de los folículos en el ovario o la liberación del óvulo (ovulación), el daño u obstrucción de las trompas de Falopio, impidiendo el encuentro del óvulo y el espermatozoide, la endometriosis, que ocasiona que el tejido endometrial del útero invada, se localice y dañe los órganos reproductores circundantes, alteraciones estructurales del útero, como la miomatosis uterina, algunas malformaciones congénitas y anomalías del endometrio, como la inflamación y las adherencias entre otras.
